Nicomedes Guzmán

(Santiago, 1914 – Quinta Normal, 1964)

Un joven Nicomedes Guzmán junto a su señora Lucía Salazar y sus hijos Oscar, Florencia y Ximena, en su casa de la calle Carlos Pezoa Véliz en la Población El Polígono, Quinta Normal.

Nicomedes Guzmán junto a sus hijas Florencia y Ximena.

Nicomedes Guzmán junto a sus hijos Darío y Pablo.

Nicomedes Guzmán y el conventillo: una fotografía muy significativa, nuestro escritor posando junto al pueblo del que es parte y al cual quiere reivindicar en sus libros, enalteciendo sus experiencias de lucha, recuperando emociones que solo se pueden encontrar en los barrios populares, los grandes personajes de las novelas y los cuentos de Nicomedes Guzmán siempre son elaborados detalladamente para imprimirle no solo veracidad a la lectura, además un profundo sentido de dignidad, organización y ternura. También lo acompaña el escritor Jacobo Danke, principal crítico y promotor de Nicomedes Guzmán en sus primeros pasos en las artes literarias.

“Ahora el escritor ha escogido su sitio, y ese sitio no es sino una trinchera” (Jacobo Danke en el prólogo a la tercera edición de los hombres obscuros, página 10.)

Nicomedes Guzmán y Osvaldo Wegmann: juntos en uno de los viajes por las tierras más australes del país, donde siempre fue recibido con mucho cariño y entusiasmo por el mundo literario de la época, al parecer era un invitado siempre esperado por los contertulios magallánicos quienes veían en Nicomedes a un escritor principal del realismo social chileno. Nicomedes Guzmán en cambio más allá de eso se preocupaba principalmente de promover la literatura de esa región con especial dedicación.

“Todo un puñado de seres actuando en un ámbito personalísimo, salvaje, variable en facetas que dan originalidad a esta novela reveladora de un talento nuevo, que determina la existencia de un creador literario capaz, en plena función realizadora” (Nicomedes Guzmán, en prólogo a la novela “Tierra de las discordias de Osvaldo Wegmann, página 11).

Nicomedes Guzmán y Homero Bascuñán: Junto a uno de sus más entrañables y cercanos amigos literarios, ambos pobladores de El Polígono de Quinta Normal, innumerables experiencias, sueños y realizaciones convivieron entre ambos escritores, produciéndose un intercambio imprescindible en la trayectoria de ambos, Homero Bascuñán le presentó a Nicomedes sus memorias del norte de Chile que tanto lo motivaron para ir a conocer lo que quedaba de las oficinas salitreras.

“El recio autor de La sangre y la esperanza trató siempre de relacionarme con escritores y artistas y donde pudo destacó mi nombre.” (Homero Bascuñán en su libro de memorias De los días perdidos, página 67)